Mirador de Santa Catalina

Presentación de la ruta

Otra de las rutas famosas que se realizan en la comarca de Liébana es la subida al Mirador de Santa Catalina. La ruta comenzará en el conocido Desfiladero de la Hermida (N-621). Justamente en frente de donde comienza el sendero hay un pequeño aparcamiento para poder dejar el vehículo conocido como la Caseta de los Pescadores.

Será un recorrido sencillo en el que se empleará aproximadamente 4 horas dependiendo de la condición física de la persona. Tendremos un desnivel que no llega a los 700 m. Dividido en zonas de senderos, asfalto y pistas.

La ruta actualmente está señalizada en algunos tramos por lo que es bastante importante seguir las indicaciones.

Disfrutaremos de un paisaje verde con variedad de cascadas provenientes del río Cicera, el cual es afluente del río Deva. Y en el que ambos forman la garganta de Riocicera.

Pasaremos por uno de los pueblos más bonitos de Liébana, Cicera. Después de pasar por este pequeño pueblo nos desviaremos en dirección al Monte Hozarco (753 m) por un pequeño camino que nos hará llegar a la Iglesia del pueblo. El Monte Hozarco es muy famoso por tener una de las sendas mitológicas más bonitas de la actualidad.

Podremos acotar la ruta comenzando directamente en el pueblo de Cicera. Tendremos un aparcamiento amplio en la zona de la Iglesia. Desde este punto comenzaremos la ruta adentrándonos en el Monte Hozarco y que nos llevará hasta el Mirador de Santa Catalina.

El comienzo de la ruta será por una zona de sendero estrecho rodeado por altas montañas y bellas cascadas que se encuentra en frente de la Caseta de los Pescadores. Será un ascenso que dejará fotos para el recuerdo y en el que nos hará llegar, como hemos mencionado antes, al pueblo de Cicera.

Después de llegar hasta este lugar tomaremos un camino hacia la izquierda que nos llevará hasta el Monte Hozarco (753 m) y su senda mitológica.

Por el camino encontrarás hasta 15 personajes típicos de la mitología de Cantabria (Ojáncanos, Anjanas, Trentis…). Están hechos a tamaño real y han sido elaborados con materiales de madera y fibra de vidrio.

Fran Querol es el autor de las piezas. Junto a cada figura encontrarás un panel explicativo con información de cada personaje, así como pistas para seguir encontrando a otros personajes mitológicos.

Se trata de una pequeña subida por este monte que nos llevará hasta el Mirador de Santa Catalina (1.000 m), en donde podremos observar gran parte de la comarca de Liébana y sus montañas. Una de las instantáneas más bellas de esta comunidad autónoma.

Una vez repuesto las fuerzas y de sacar innumerables fotos en el mirador podremos empezar el descenso entre pista y sendero. Pasaremos por sitios únicos como el Valle del Navedo y su reconocida cascada. Podremos observar en este trayecto de bajada la gran garganta del Navedo.

Realizado este descenso llegaremos al asfalto donde tendremos que caminar el último tramo por carretera hasta donde hemos dejado el vehículo.

Distribución de los kilómetros

0,0 km. Comenzaremos la ruta en el propio Desfiladero de la Hermida (N-621) en la llamada Caseta de los Pescadores. Se encuentra en el tramo final del desfiladero.

2,8 km. Habremos llegado al pueblo de Cicera después de realizar el ascenso por el sendero.

3,2 km. Cogeremos el desvío a mano izquierda para ir por un camino hasta llegar a la Iglesia del pueblo. A partir de ahí entraremos en el Monte Hozarco.

4,9 km. Entraremos en el Monte Hozarco y con ello en la senda mitológica en donde podremos ver diferentes figuras de la mitología cántabra.

5,9 km. Llegaremos al famoso Mirador de Santa Catalina en donde veremos la gran cadena montañosa de la comarca de Liébana.

8,1 km. Después de varios kilómetros de descenso tendremos que coger un desvío hacia la derecha para llegar al Valle del Navedo.

9,4 km. Llegados al Valle del Navedo veremos su famosa cascada y su conocida garganta que nos hará llegar a la zona de asfalto y carretera.

11,6 km. Seguiremos el último tramo por la carretera hacia la izquierda hasta donde hemos dejado nuestro coche. Fin de la ruta

Tipo de terreno

El terreno es apto para cualquier persona que quiera iniciarse en la montaña, tiene poca tecnicidad y no conlleva mucha dificultad.

Será necesario una equipación adecuada y sobre todo unas botas o zapatillas de montaña para poder caminar con seguridad durante el trayecto.

Es una ruta con poco desnivel, pero, aun así, hay que estar preparados físicamente para cualquier contratiempo.

Flora y fauna

La vegetación de la comarca es muy peculiar con presencia de ejemplares típicamente mediterráneos, como la encina o el alcornoque, entremezclados con bosques de tipo atlántico, como el hayedo y el robledal. La encina tiene una presencia importante en las zonas bajas; el roble tocio o rebollar, está muy extendido. Este es resistente a heladas y nevadas tardías, situándose preferentemente en las solanas, desde los 400 a los 1.300 metros. El roble albar se sitúa en valles o laderas suaves y en umbría, donde se encuentra desde los 500 a los 1.400 metros; principalmente, entre los 600 y 900 metros.

El hayedo, es el bosque más numeroso en Liébana, situándose en laderas desde los 600 hasta los 1.700 metros. El abedul, se encuentra en pequeñas manchas, en el límite superior de algunos hayedos y el castaño se manifiesta en bosques mixtos o en ejemplares aislados centenarios; el alcornoque se sitúa generalmente en las laderas expuestas al sol, desde los 400 a los 800 metros.

Liébana presenta, también una amplia variedad de vegetación. Tejos, alisos, acebos, avellanos, chopos, fresnos, etc., son otras de las muchas especies que nos encontramos. Finalmente, entre los 1.600 y los 2.000 metros de altitud, se encuentran los puertos de alta montaña, rodeados de altas cumbres y, donde pasta el ganado durante los meses de verano.

La comarca tiene una rica e importante variedad de fauna, destacando las especies en vías de extinción como el oso, urogallo, águila real y la presencia esporádica de ejemplares de lobo. Los corzos, venados y, en los Picos, el rebeco, también son muy abundantes, al igual que el jabalí, que es objeto de cacerías reguladas en los diferentes montes de la comarca. En los ríos, la trucha, la anguila y el salmón, son especies muy apreciadas.

Recomendaciones generales

Con un calzado y ropa inadecuados o en días lluviosos, con hielo o nieve es peligroso realizar esta ruta.

Se puede disfrutar de esta ruta especialmente durante la época de primavera, verano y otoño.

Importante aplicarse antes y durante la travesía protector solar. De la misma manera será aconsejable ir provistos de suficiente agua y comida. Aun así, tendremos alguna fuente natural en el pueblo de Cicera.

Antes de iniciar la ruta infórmese de las previsiones meteorológicas del día. No camine bajo tormentas, niebla o ventisca. Hay que tener en cuenta que en la comarca de Liébana los inviernos son bastante fríos.

Las mínimas invernales pueden alcanzar los 5 grados bajo cero y en verano entre 5-10 grados. Las temperaturas máximas en verano no suelen sobrepasar los 30 grados. En alta montaña, como en este caso, puede variar considerablemente, especialmente en época invernal.

Lea detenidamente la documentación de la ruta de nuestra web para hacerse una idea más precisa de las exigencias de la ruta.

Si la realiza en solitario informe a alguien de sus planes y de la ruta concreta que va a realizar. Es aconsejable no salirse del itinerario para evitar perderse y dañar especies vegetales. Respete las zonas privadas.

Está prohibido recolectar frutos, ramas, hojas, plantas, ni animales y subirse a los árboles, piedras y vallas. No hacer ruidos que puedan molestar a la fauna sobre todo en época de cría y reproducción. Mantener los perros bajo control.

No acampar, no hacer fuego y, sobre todo, tener en cuenta que la basura no vuelve sola.

Productos y gastronomía

Liébana, por la singularidad de su microclima, ha sido una comarca donde hasta hace unos años se cultivaba el trigo, la cebada y, el centeno. Aún se conservan los viñedos, principalmente en el valle de Bedoya (Cillorigo).

Las patatas, garbanzos, judías, lechugas, tomates, cebollas, ajos, pimientos, etc, unidos a una gran variedad de árboles frutales, como los manzanos, cerezos, perales, melocotonales, avellanos, ciruelos, nogales, etc, ofrecen al visitante la posibilidad de poder adquirir los más diversos productos lebaniegos y, además, de gran calidad.

Los embutidos artesanos son excelentes: chorizos, lomo, morcilla, borono, panceta, etc., y las carnes, exquisitas, puesto que el ganado se cría en verdes y ricos pastos.

La comarca es un paraíso quesero, con dos denominaciones de origen: Picón Bejes-Tresviso y Quesucos de Liébana. El Picón Bejes-Tresviso se elabora con leches mezcladas de vaca, cabra y oveja. Es un queso graso, de forma cilíndrica con caras planas, corteza blanda y delgada de color gris, con zonas amarillo-verdosas. Su interior es de pasta compacta y con ojos, untosa, de color blanco, con zonas o vetas de color azul-verdoso, lo que determina un exquisito sabor levemente picante. Se madura en cuevas naturales de caliza entre los 500 y 2.000 metros de altura, donde se desarrolla el penicillium, que le da un inigualable sabor.

Los Quesucos de Liébana son quesos también de mezcla, utilizando leche de vaca, oveja y cabra, y pueden presentarse ahumados o sin ahumar. Con una forma cilíndrica o discoidal, es un queso graso, de pasta firme y compacta; cuando el quesuco es ahumado adquiere el color, olor y sabor característico.

El orujo de Liébana es otro de los productos de gran renombre. Desde el año 1985 se elabora en alquitaras fijas y en instalaciones adecuadas, continuando con el mismo proceso artesanal que se ha transmitido a través de generaciones. Una copa de orujo siempre se agradece después de las comidas y su buen aroma y paladar se puede apreciar tanto en el orujo natural como en los diferentes licores: miel, té, hierbas, frutas, etc. No debemos concluir este apartado sin citar al tostadillo, vino dulce y licoroso, elaborado mediante la selección de las mejores uvas de la cosecha y que es magnífico para acompañarlo con postres o con dulces.

La cocina tradicional lebaniega es de gran calidad, debido a que la materia prima es de indudable prestigio. Las sabrosas carnes, delicia de los visitantes; las hortalizas y verduras de las huertas; las truchas y salmones de los ríos; las legumbres de sus tierras; las setas de temporada; el delicioso cocido lebaniego; los postres caseros, elaborados a través de generaciones; la variedad de quesos de superior calidad y el té del puerto con orujo, hacen que el visitante que llegue a la comarca disfrute de una cocina tradicional con productos de primera calidad. Cocina tradicional presente en la gran oferta de establecimientos hosteleros que se encuentran repartidos por los diferentes municipios de la comarca lebaniega.